También llamados late harvest o granos nobles, los vinos dulces nacieron en la región de Sauternes (Francia) y son casi imprescindibles en la sobremesa de todo el mundo. Aquí, seis etiquetas para disfrutar
Por Verónica Gurisatti Especial para ConexiónBrando
Cuando la cena se termina, para algunos llegan los postres, para otros el café y para otros el vino dulce. Pero ¿a qué llamamos vino dulce? Los cosecha tardía o late harvest en inglés son vinos dulces que se producen como su nombre lo indica dejando las uvas más tiempo del necesario en la planta para que se comiencen a deshidratar y de esa forma concentren su azúcar y al tener tanta cantidad las levaduras presentes en la fermentación no logran transformarla toda en alcohol, por eso quedan en el vino unos gramos de azúcar residual.
Existen en todo el mundo, en primer lugar está el Sauternes que es el rey de los vinos dulces de Francia, le siguen los Tokajis y los Icewines, y en nuestro país este auge viene creciendo a paso firme. Las uvas que más se usan son Chardonnay, Semillón, Sauvignon Blanc, Viognier y Torrontés, su color es casi siempre amarillo dorado intenso, son mucho más espesos que los vinos blancos comunes y se sirven entre 8º y 12º C, es decir fríos pero no demasiado. Aquí, seis etiquetas nacionales que vale la pena conocer.
La versatilidad del Torrontés es asombrosa como lo demuestra este late harvest aromático y expresivo, elaborado con uvas muy maduras mendocinas. De aromas agradables bien del cepaje y paladar tan fresco y exuberante que a pesar de su dulzor no cansa ni empalaga. Sólo el 15% del vino tuvo una crianza de tres meses en barricas de roble francés para aportar complejidad y en boca el equilibrio es destacable: tiene textura, fruta, algo silvestre, acidez y juventud, y es ideal para acompañar frutos secos y queso azul.
Un tardío world class elaborado con uvas Semillón (70%) y Sauvignon Blanc (30%) de Tupungato y Luján de Cuyo al mejor estilo Sauternes, con rico perfil vegetal, una nota a ruda muy refrescante y suaves toques de miel. De impecable acidez, es rico, redondo, elegante y con una frescura natural única, tuvo un leve paso por roble francés y el tostado de la madera está bien puesto para que se note. No tiene nada que criticar porque todo está en su lugar y es ideal para acompañar creme brulée y mousse de maracuyá
Blanco dulce bien salteño y con excelente acidez, elaborado con uvas provenientes de viñedos de 45 años en Cafayate (Salta) a 1.750 metros de altura y cuatro meses de crianza en roble francés. Nada exuberante, simple y armónico, es uno de los más aplaudidos cuando llega a la mesa por sus aromas complejos, paladar equilibrado y azúcar bien balanceada por el tiempo de guarda en barricas. Dulce sí pero empalagoso no. Se disfruta el doble con quesos de cabra, oveja y vaca, dulce de alcayota y zapallos en almíbar.
Pocos vinos han logrado la relación precio-calidad que tiene este tardío elaborado con uvas Gewürztraminer de antiguos viñedos de Alto Agrelo, Luján de Cuyo, que se destaca por su singularidad varietal y su aire europeo. De color dorado, sorprende por su intensidad y complejidad, tuvo una crianza de ocho meses en barricas de roble francés y es elegante, untuoso, dulce y frutal, con un final que recuerda a los frutos secos por eso es perfecto para acompañar nueces, avellanas y almendras garrapiñadas.
Chardonnay tardío tan delicado que no parece un vino de postre, elaborado con uvas de Santa Rosa (Mendoza) es más alimonado que tropical, con la acidez bien integrada. De aromas complejos (duraznos, damascos y ananá con leves notas de miel) suave al paladar, apenas dulce con dejos cítricos y gran frescura, tiene mucho volumen en boca, muy buena densidad y su sabor es dulce y concentrado con dejos tostados. Ideal para acompañar paté, queso brie, tartas de frutas secas y petit fours.
Da gusto beber este blanco dulce a un precio nada exorbitante y con aromas que responden a la variedad pero lo que más sorprende es su acidez muy bien integrada. Un Viognier tardío elaborado con uvas de Alto Agrelo, de aromas muy seductores, fluido y con cierta densidad en el paladar. Tuvo una crianza de seis meses en barricas de roble francés y tiene muy buena complejidad, persistente final y no empalaga gracias a su firme acidez. Ideal para acompañar cheesecake, budín de pan o flan.
* Precios vigente a agosto de 2012
Fuente: Brando